Pruebas psicológicas aplicadas en la educación.

 

Con este artículo se pretende un doble objetivo. En primer lugar, evidenciar el progreso de la evaluación psicológica mediante el relato de determinados hitos del pasado y los actuales avances en producción, tecnología e investigación, progreso que no se ha producido a nivel aplicado en uno de los ámbitos más importantes, desde la antigüedad, de la evaluación psicológica en España, que es la evaluación en contextos educativos. Este hecho se debe a los errores legislativos de la Administración Educativa que ha permitido que profesionales sin la debida cualificación realicen estas funciones, por lo que es necesario que académicos, colegios profesionales y asociaciones científicas aúnen esfuerzos y establezcan directrices sobre las normas de uso de los test, la formación del evaluador y el control del intrusismo profesional. En segundo lugar se propone un modelo para la evaluación diagnóstica en contextos educativos, el "Modelo Integrador", en el que el psicólogo educativo no sólo recogerá información relevante del alumno sino también del contexto familiar y escolar.

La complejidad en problemáticas y necesidades psicológicas de la sociedad del siglo XXI nos lleva a una mayor diversificación y amplitud en los ámbitos de intervención (educativo, sanitario, social, neuropsicológico, gerontológico, forense, laboral, etc.) y, paralelamente, exige al psicólogo evaluador una formación más especializada y extensa con la que poder abordar la amplitud y la diversidad de campos objeto de evaluación psicológica. Del mismo modo, el psicólogo evaluador debe ser consciente en mayor medida que ha de evaluar no sólo personas o grupos de distintas edades, culturas, problemáticas y situaciones, sino también programas y propuestas de intervención. En España se han producido considerables progresos en la evaluación de programas en contextos educativos y sociales, pero es necesario mejorar en otros campos como el sanitario, gerontológico, laboral, judicial y penal.

En definitiva, aunque el actual es uno de los periodos más productivos en evaluación psicológica, no sólo por la diversificación de los ámbitos de evaluación, sino también por los progresos tecnológicos y en investigación, no se pueden descuidar aspectos relacionados con la formación del evaluador y el control del intrusismo profesional. Existe una gran diversidad en formación y funciones de los psicólogos educativos a nivel internacional. En Francia, por ejemplo, la especialización del psicólogo educativo que interviene en centros de educación primaria es distinta del que lo hace en centros de educación secundaria (Guillemard, 2007). En Australia, la mayor parte de los psicólogos educativos cursan primero la carrera docente y la de Psicología como una segunda carrera (Méndez & Escudero, 2011); en Finlandia, en cambio, donde el éxito educativo es muy superior al del resto de los países europeos, el psicólogo educativo no es un docente, sino que inicia su formación con el grado en psicología (3-4 años) y la completa con un máster de un mínimo de tres años (León, 2011). 

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